lunes, 21 de mayo de 2007

Sueño de una noche de verano


Sueño que voy a verte.
Sueño que me sonríes con esa sonrisa feliz, cordial y generosa que pone castañuelas en mi alma.

Sueño que te saludo con un beso y ese beso tímido y fugaz me transmite la tibieza de tu piel y pone fin al desvelo de la espera.

Sueño que me hablas y el sonido de tu voz es como la vibración musical de un teclado bajo las hábiles manos de un artista, que atraviesa mi piel, se funde en mis entrañas y se transforma en arpegios de dicha y fantasías.

Sueño que te miro, y la reconstrucción paciente y generosa de tu rostro, de tus ojos, de los movimientos de tus manos, se convierte de nuevo en esa fuente de placer que siempre ha sido mirarte. Descubrirte. Reconocerte y volver a enamorarme, como la primera vez que te cruzaste en mi camino.

Sueño que te hablo. Sueño que absorbes con avidez cada una de mis palabras. Tus ojos siguen atentos mis gestos, mis ademanes, mis movimientos, como si quisieras atesorarlos en tu retina para rescatarlos cuando ya no me tengas cerca. Sueño que me escuchas y me entiendes, más allá de lo que diga, más allá de lo que me guarde en el silencio.

Sueño que te importo. Sueño que me amas. Sueño que te estoy soñando...
Y en ese sueño, sueño que soy feliz.

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