lunes, 9 de julio de 2007

Los tiempos


Tanto tiempo planificando, programando, preparando...
Tanto tiempo imaginando lo lindo que sería que estuvieras conmigo ese día, acompañándome, escuchándome, sosteniéndome, alentándome, dándome valor y fuerzas con tu mirada atenta, y esa expresión solemne y concentrada siguiendo mis palabras.
Tiempo... Días y horas temiendo que me fallaras...y suponiendo mil posibilidades de reacción si me fallabas.
Enojarme. Llorar. Dejar de hablar. Negarme a verte. Ocultarme. Hacer reprochez. Silenciar la pena tras una ficticia indiferencia. Tratar de pagarte con la misma moneda...
Días de dudas y sospechas. Noches de anticipados enojos y lágrimas sin razón.
Y el hoy... el hoy luminoso de saber que el temor fue infundado.
Tiempo para confirmar que siempre pude estar segura de tu aliento. Que tu presencia me acompañó en todo momento, aun antes de la misma presencia corporal y tangible.
Tiempo para guardar en la memoria... tiempo para la evocación y la ternura...
Saber que estabas allí era mi fuerza. Saber que me mirabas, mi alegría.
Saber que me escuchabas, la fuente inagotable de energía para cada palabra.
Sentir que tu afecto me rodeaba, como un abrazo invisible y apretado, es algo más para agradecerle a esta vida que, de vez, en cuando “está tan bonita que da gusto verla...”